Por: Ángela Morales Chica
El trayecto a Balboa, municipio risaraldense, no es tan largo como creía. Creatours Café, empresa encargada de la logística, siempre nos recibe y nos acompaña con la mejor energía junto a los delegados de la Gobernación, a quien agradecemos por esta iniciativa tan agradable y única para conocer los municipios de Risaralda.
Al llegar a Balboa, nos dirigimos a una de las casas más floridas en un alto cerca a la iglesia principal. Allí aprovechamos para tomar fotos, disfrutar de la vista que nos ofrece el amplio y bello Valle de Risaralda convertido en una gigantesca mesa de billar. Allí también saboreas un delicioso desayuno, de esos típicos del campo. Luego, con un grupo de arrieros caminamos desde este punto hasta otro de los parques del denominado «Balcón Florido? donde nos muestran más sobre sus labores y nos cuentan historias de su pasado.
Seguimos y disfrutamos del recorrido en unos de los tradicionales jeep willys. En otro lugar del casco urbano nos invitan a degustar del Macanón, una especie de helado derretido, convertido en bebida típica del municipio, así como compartir los juegos tradicionales de nuestros abuelos como el trompo, el balero, saltar cuerda y golosa. El almuerzo es un fiambre muy sabroso servido en hoja de biao. Luego las cometas son protagonistas de nuestra tarde.
Tras nuestro agradable paso por Balboa nos dirigimos ahora al municipio de la Celia, ubicado a escasos 30 minutos de nuestra primera estación y el cual celebra este mes sus fiestas aniversarias. Nos recibe con los brazos abiertos y la más bella sonrisa de sus autoridades y pobladores, virtudes propias de la gente de nuestro Paisaje Cultural Cafetero. El pueblo cerrado por grandes masas montañosas se divisa completamente plano en el tramo de descenso que es necesario realizar para llegar a él. Se trata de una población con gran riqueza natural pues la variedad de flora y fauna, montes, ríos, quebradas, cascadas y lagunas, junto al aire puro y ambiente totalmente tranquilo, lo convierten en todo un paraíso ecológico.
Al llegar a Balboa, nos dirigimos a una de las casas más floridas en un alto cerca a la iglesia principal. Allí aprovechamos para tomar fotos, disfrutar de la vista que nos ofrece el amplio y bello Valle de Risaralda convertido en una gigantesca mesa de billar. Allí también saboreas un delicioso desayuno, de esos típicos del campo. Luego, con un grupo de arrieros caminamos desde este punto hasta otro de los parques del denominado «Balcón Florido? donde nos muestran más sobre sus labores y nos cuentan historias de su pasado.
Seguimos y disfrutamos del recorrido en unos de los tradicionales jeep willys. En otro lugar del casco urbano nos invitan a degustar del Macanón, una especie de helado derretido, convertido en bebida típica del municipio, así como compartir los juegos tradicionales de nuestros abuelos como el trompo, el balero, saltar cuerda y golosa. El almuerzo es un fiambre muy sabroso servido en hoja de biao. Luego las cometas son protagonistas de nuestra tarde.
Tras nuestro agradable paso por Balboa nos dirigimos ahora al municipio de la Celia, ubicado a escasos 30 minutos de nuestra primera estación y el cual celebra este mes sus fiestas aniversarias. Nos recibe con los brazos abiertos y la más bella sonrisa de sus autoridades y pobladores, virtudes propias de la gente de nuestro Paisaje Cultural Cafetero. El pueblo cerrado por grandes masas montañosas se divisa completamente plano en el tramo de descenso que es necesario realizar para llegar a él. Se trata de una población con gran riqueza natural pues la variedad de flora y fauna, montes, ríos, quebradas, cascadas y lagunas, junto al aire puro y ambiente totalmente tranquilo, lo convierten en todo un paraíso ecológico.
En La Celia se pueden recorrer sus distintas veredas y sitios turísticos los cuales permiten disfrutar del contacto con la naturaleza y renovar el espíritu. Es una pequeña población, que conserva muchas de las de las características de los pueblos coloniales, como sus casas, construidas con bareque, calles pavimentadas y una plaza principal presidida por la iglesia considerada una de las más altas del departamento, en torno a la cual se desarrolla el pueblo.