Las viviendas rurales están muy integradas al paisaje circundante y, por ello, permiten su disfrute y relación casi desde cualquier parte del inmueble.
Una característica particular de las viviendas rurales tradicionales en los departamentos de Antioquia, Caldas, Quindío y Risaralda es el trabajo ornamental de sus fachadas y del interior de sus recintos, en el que se destaca el trabajo de la madera en puertas, ventanas y balcones y también en calados y celosías finamente trabajados. A ello se añade el empleo de colores vivos y contrastantes que completan el cuadro de los valores estéticos de esta arquitectura.
Lejos de ser uniforme, la ornamentación de las viviendas se particulariza en cada subregión e incluso en cada localidad de esta gran región cultural. En este sentido, se encuentran valiosos ejemplos, en especial en Belén de Umbría –Risaralda; Salamina y Neira en Caldas; y Calarcá, Salento y Filandia en Quindío, amén de muchas otras zonas rurales que aún conservan parte de su arquitectura tradicional.
Este trazado, que aprendieron los colonos en sus pueblos de la vieja Antioquia, se vuelve singular en el Paisaje Cultural Cafetero debido a su adaptación a las montañas de gran pendiente y de topografía quebrada y sinuosa.
Zaguanes, patios y corredores, decorados con flores, pájaros y aromas silvestres, caracterizan los pueblos de la colonización Antioqueña que hoy integran el Paisaje Cultural Cafetero.