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Ciclomontañismo, un recorrido por los caminos invisibles de nuestros valles y montañas

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Ciclomontañismo
Ciclomontañismo

El Paisaje Cultural  Cafetero Colombiano -PCCC, ofrece a los sentidos de quienes lo visitan un coctel único de sensaciones ante la cantidad de experien-cias que puede disfrutar quienes se adentran por los más íntimos rincones de su geografía compues-to no solo por valles y montañas bordadas con los más variados cultivos, sino también por las diferen-tes formas en que puede ser recorrido o vivido.

En carros, por muy cómodas autopistas, o por vías secundarias,  que aunque no estén en muy bue-nas condiciones,  son fácil presa para los tradiciona-les jeeps que hacen parte de la cultura cafetera. En moto, en parapente, en tirolina, trekking, o torren-tismo, senderismo, e incluso en globo aeroestático como se vive en el Quindío, se encuentra algunas de las mejores maneras de penetrar a las entrañas de este pequeño paraíso que simboliza el PCCC.

Pero, queremos en esta nota  referirnos al ciclo-montañismo, una manera muy especial de abrazar y acariciar esta hermosa dama en que se convierte nuestro terruño para quienes la recorren desde sus más preciados y limpios accesorios como lo son sus Parques Nacionales Naturales, como el de los Neva-dos en la cordillera Central o el Tatamá en la vertien-te occidental. O de zonas inmaculadas como lo  son sus  Santuarios de flora y fauna, y reservas naturales de gran valor como los Valles de Cocora en Salento y el de la Samaria en Salamina, Barbas Bremen en el Quindio y el Cerro el Inglés en el Cairo -Valle.

En verdaderos acróbatas se convierten los ciclomontañistas que recorren los  caminos invi-sibles del PCCC, cada vez más visibles por obra y gracia de su pasión  por estos surcos que en otro tiempo fueron solo  caminos de herradura y que hoy son escenario del paso de cientos de jinetes que lo cabalgan pero en  “caballitos de acero” en busca de emociones que dejan profundas huellas en su alma y en su memoria.

 


 

The Colombian Cultural Coffee Landscape offers a unique mix for the senses of those who visit thanks to the number of experiences to be enjoyed by those who dig deep into the intima-te corners of its geography composed not only by valleys and mountains but by the different ways it can be toured or lived.

By car on comfortable highways or by se-condary roads which, although not in good con-dition, are easy prey for traditional jeeps which are part of the coffee-growing culture. Also by biking, paragliding, trekking, doing torrentism or even traveling in a hot-air balloon (in Quin-dío); there are several ways to learn about the ins and outs of this little paradise.

But we want to refer to Mountain Bike, a special way to hug and caress this beautiful lady that is the Coffee Landscape for those who tour it at its natural parks (Los Nevados or Tatamá), immaculate places as its flora and fauna sanctuaries and natural reserves such as Cocora Valley (Salento), De La Samaria (Salamina) Barbas-Bremen (Quindío) and Cerro El Inglés (Cairo, northern Valle del Cauca).

Mountain bikers become real acrobats when they ride along the Coffee Landscape’s “invisible roads”, which are now becoming more visible thanks to their passion which transformed these old paths into the scenario for hundreds of jockeys that ride their “steel horses” in search of emotions that leave a profound mark on their soul and memory.

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